viernes, 20 de septiembre de 2013

Hermanamientos

Collado Villalba es una ciudad que ronda los 65.000 habitantes, con un porcentaje de población joven superior a la media de la Comunidad de Madrid y de España. Igualmente, nuestros mayores son escasos si comparamos nuestra media con la de Madrid y España; ésto quiere decir que Collado Villalba es una ciudad joven, que goza de buena salud, lo que le confiere una serie de fortalezas que otros municipios de nuestro entorno no poseen.

Ahora bien, que tengamos la materia prima no quiere decir que estemos recogiendo sus frutos como debiéramos: gozamos de unas potencialidades que otras ciudades de nuestro entorno no poseen, pero a la vista de todos está que no las estamos aprovechando. Un buen ejemplo de ello podrían ser los escasos hermanamientos con los que contamos, tan escasos que solo tenemos uno, y encima lo tenemos desde 1991.

Los hermanamientos pueden parecer una soberana tontería y una pérdida de tiempo que solo sirven para poner nombre a un parque o una plaza. Pero esta visión de los hermanamientos es tremendamente pobre: los hermanamientos tienen una función de intercambio cultural que no se puede conseguir de otra manera. Ayudan a fomentar los intercambios de nosotros, los jóvenes villalbinos, con los de otra parte del mundo; aprendes de otras lenguas, otras culturas, abres tu mente a nuevas costumbres, o ves cosas que no verías de otra manera hasta que tienes unos años más y puedes permitirte viajar al extranjero. Pero el problema de esos años de más es que nuestra mentalidad ya no es tan maleable y nos hemos llenado de prejuicios.

Los hermanamientos y los intercambios ayudan a derribar barreras, ayudan a ver nuestra realidad cotidiana con perspectiva, desde otro punto de vista: y es que la mejor forma de apreciar lo que tenemos es precisamente comparándolo con lo que sucede en el exterior. Nuestras carencias y nuestras fortalezas se abrirán ante nuestros ojos como si hasta entonces hubiéramos vivido en un mundo mucho más pequeño y uniforme de lo que en realidad es.

Los colegios e institutos villalbinos llevan ya desde hace tiempo promoviendo este tipo de intercambios y los resultados son muy buenos: nuestra ciudad es visitada por jóvenes europeos, y nuestros chicos y chicas ponen en práctica sus conocimientos en otras lenguas. Y éste es un problema muy típico entre el españolito medio: tenemos la suerte o la desgracia (según se quiera ver) de hablar el castellano, una lengua muy potente y con la que podemos ir a casi cualquier parte del mundo siendo entendidos. ¿El problema? podemos tender a volvernos ignorantes y tímidos a la hora de hablar nuevos idiomas.

En definitiva, los hermanamientos son programas baratos que vienen acompañados de actividades culturales como los intercambios, y que enriquecen culturalmente a nuestra ciudad. Sin duda alguna, son programas que nuestros representantes políticos deben promover si queremos avanzar hacia una sociedad más tolerante y rica (culturalmente hablando) que den la oportunidad a los villalbinos de expandir sus horizontes y pensar más desde una perspectiva humana y cultural, y menos económica.

Publicado originalmente en Onda Cero Sierra.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Collado Villalba en nuestra mente

Decía Hannah Arendt, teórica política contemporánea, que las ciudades en las que vivimos no son más que una extensión de lo que ocurre en todos y cada uno de nuestros foros internos, o dicho de otra manera, cada uno de nosotros está gobernado por una pequeña ciudad que puebla nuestra mente, donde al igual que en nuestras ciudades existe un poder ejecutivo, un poder legislativo y un poder judicial. Del mismo modo que en las ciudades que nosotros habitamos, debe existir un equilibrio entre estos tres poderes, ya que si no es así, nos volvemos seres tiránicos: si la ejecución de nuestras acciones no está avalada por una legislación apropiada, sease una moralidad y ética correctas, o no somos capaces de juzgar correctamente dichas acciones, nos volvemos seres que no piensan, sino seres que simplemente actúan sin pensar en las consecuencias de sus actos. Para ella, cuando esto sucede, perdemos nuestra condición de ciudadanos ya que somos incapaces de coordinar nuestros pensamientos con nuestras actuaciones.

Si observamos nuestra ciudad, Collado Villalba, no podemos decir precisamente que se trate de una ciudad bonita, de estética cuidada; no se trata de una ciudad donde al pasear por sus calles sientas la necesidad de pararte a observar lo que hay a tu alrededor, o de mirar las fachadas de los edificios, de pasear por sus parques...No es una ciudad agradable de ver estéticamente, no nos engañemos. Y de esto todos somos un poco culpables, nuestros representantes políticos los primeros, los de ahora y los de antes. 

Si seguimos el razonamiento de nuestra teórica política, ¿Os imagináis lo estropeadas que deben de estar nuestras ciudades internas como para que reflejen una ciudad como Collado Villalba? No estoy queriendo decir que sea una ciudad inhabitable, ni mucho menos, pero sí que todos hemos perdido la pasión (si alguna vez llegamos a tenerla) de sentir nuestra ciudad como propia, de identificarnos con ella. La hemos convertido en un lugar de paso, en una ciudad de servicios desalmada y sin vida propia, en una ciudad donde venimos a dormir, nos acercamos en coche a hacer nuestras compras a los centros comerciales de las afueras sin tener que pisar para nada el centro, simple y llanamente porque no hay nada en el centro.

Si nos convencemos de lo que Hannah Arendt nos propone (la ciudad como reflejo y extensión de nosotros mismos), deberíamos de plantearnos muy seriamente si realmente ésta es la ciudad que queremos vivir y sentir; si ésta es nuestra ciudad; o si nosotros podemos hacer algo por cambiarla y por cambiarnos.

No hay mejor forma de terminar esta columna semanal que con una frase de la propia Hannah Arendt que dice así: “Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político”.

Publicado originalmente en Onda Cero Sierra.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Exámenes y leyendas urbanas

Un año más, las vacaciones veraniegas se esfuman. Septiembre, ese mes tan temido por todos, unos (parados y afortunados trabajadores) por impuestos y seguros varios que tienen la manía de acumularse en estas fechas; otros (los estudiantes que aspiramos a tener algo de fortuna) por reincidentes en acudir a las convocatorias de exámenes típicas de estas fechas.

Pero no deberíamos de ser los únicos en ser asiduamente examinados. Por ejemplo, todas (y recalco todas) nuestras instituciones deberían seguir esta línea, pues tienden a pensar que ganar unas elecciones les da permiso a gobernar a discreción, cuando lo único a lo que les da derecho es a formar gobierno. Muestra de ello es la surrealista situación que se ha vivido este fin de semana en la Biblioteca Miguel Hernández, donde los estudiantes no podían estudiar debido al mercado goyesco instalado frente a la Biblioteca justo este fin de semana antes de exámenes. ¿No podía el mercado goyesco haberse puesto en otro lugar o en otro fin de semana que resultase menos perjudicial?

Otro buen ejemplo podría ser lo sucedido en el encierro del Domingo en las pasadas Fiestas de Santiago Apóstol, donde una vecina fue muy gravemente herida por asta de toro tras romper éste la talanquera de seguridad. Para los corredores habituales, era evidente que las talanqueras eran más inseguras comparadas a las de otros años. Sin embargo, el Concejal de Festejos aseguró en su momento que la talanquera cumplía la normativa, ¿Es suficiente con cumplir la normativa?, tratándose de asuntos donde podemos estar jugando con vidas humanas ¿solo debemos aspirar a cumplir la normativa por la mínima?, ¿Qué hubiera pasado si la cogida hubiera tenido un fin aún más trágico?, ¿Es correcto ahorrar en medidas de seguridad por muy en crisis que estemos?

Por suerte para todos, y para respiro del Concejal Alberto, la vecina Carmen fue dada de alta el pasado 22 de Agosto, lo que acabó con la lluvia de leyendas urbanas que se habían venido gestando desde entonces. Esto nos debería llevar a plantearnos si nosotros mismos y nuestros conciudadanos necesitamos de una evaluación continua. En este verano se ha podido escuchar rumorología de todo tipo: cabezas aparecidas en contenedores, degollados en plena calle, asesinados y suicidados varios que han tenido que ser reiteradamente desmentidos desde el Ayuntamiento, e incluso la propia vecina habría fallecido varias veces si de las leyendas urbanas nos fiásemos.

En fin, como decía Thomas Hobbes “el hombre es un lobo para el hombre” a lo que añadiría “y más si le damos vía libre sin control”. Les deseo un buen final de semana y gracias por la atención prestada.

Publicada originalmente en Onda Cero Sierra